He rezado tanto mientras no estabas 
que mis labios están cubiertos de llagas.
He rezado tanto mientras no estabas
que mis manos ya no se separan.
He rezado tanto mientras no estabas
que mis rodillas permanecen al suelo ancladas.
He rezado tanto mientras no estabas
que se han agotado todas mis lágrimas.
He rezado tanto mientras no estabas
que mi espalda se ha quedado congelada.
He rezado tanto, tanto, tanto, mientras te esperaba
que llegué a la conclusión de que ya no me amabas.